Miércoles, 1 de Mayo de 2024

"Secretos Sagrados", el libro que desnuda la protección de la Iglesia a los curas abusadores

El libro fue escrito por Mauro Szeta. Lo empezó a gestar hace dos años pero la anécdota que dispara su interés remonta a 2008. Tomando los casos de Grassi, Mercau y Sasso, el periodista de policiales trata de resolver dos cuestiones poco analizadas: por qué hay curas que abusan de chicos en situación de indefensión y si hay protección de la Iglesia. Lo contó Mauro en diálogo con Buenos Aires 2punto0 Formato Radio.

06-07-2015



"Secretos Sagrados" es el nuevo libro del periodista de policiales conocido por sus intervenciones en C5N, donde, vía tres casos de abuso sexual cometidos por curas, el autor revela por qué hay protección de la Iglesia para estos delincuentes. "Las víctimas fueron chicos que nacieron pobres y buscaban la protección de la Iglesia", reveló el escritor, que lanzó su primer trabajo "solista" con esta publicación.

Según contó el propio Mauro Szeta, este trabajo remonta a un episodio ocurrido en 2008 luego de ir a ver un partido del club de sus amores, Estudiantes de La Plata, ante nada menos que su rival histórico Gimnasia. Tras el cotejo, favorable a Estudiantes, Mauro y un colega fueron hasta un bar para tomar algo cuando un hombre se acercó y preguntó qué hacían.

"Somos periodistas", contestaron los dos, y, enseguida, su interlocutor consultó qué tema estaban cubriendo en ese momento.

Respondieron que el juicio contra el cura Grassi, a lo que el hombre retrucó: "Tanto lío por un cura, ¿quién no se la hizo chupar por un cura alguna vez?".

Ambos dijeron "Nosotros nunca" pero lo cierto es que la frase dio vueltas por la cabeza de Mauro durante un tiempo sin saber, en ese instante, que sería el puntapié inicial para su flamante libro. "La editorial me convocó para hacer algo sobre el tema Grassi pero decidimos ir un poco más allá y abordar una temática a partir de tres casos: Grassi, Mercau y Sasso", contó.

Esta mañana, Buenos Aires 2punto0 Formato Radio tuvo la oportunidad de dialogar con él y allí Szeta amplió la propuesta, además de dar a conocer más detalles sobre esta nueva apuesta en su carrera profesional. "Es un libro que empecé a gestar, más o menos, hace dos años. Donde lo que trato de abordar son dos preguntas fundacionales: una es por qué hay curas que abusan de chicos, esa no tiene una respuesta unicausal durante el libro, y la otra, que sí tiene una respuesta, es si existe la protección de la Iglesia cada vez que hay un caso", precisó.

"Y ahí sí te encontrás en los expedientes directamente con indicadores de protección", apuntó.

"Tomo los tres casos a partir de una anécdota que me pasa muchos años atrás, en 2008, donde estaba con un amigo tomando algo en un bar de la Plata. Y un señor me preguntó a qué nos dedicábamos, mi amigo le contestó que era productor de televisión, que estaba cubriendo el caso Grassi para canal 13, y el tipo le dijo desde la otra mesa una barbaridad: "Bueno, ¿quién no se hizo practicar sexo oral por un cura?". La frase nos generó asco y rechazo. Y años después surgió lo que iba a ser este libro, si existía cierta tolerancia de algunos sectores sociales al abuso cometido por curas, por qué había protección de la Iglesia, y la historia de vida en tres casos puntuales donde hay un total de 12 chicos abusados en las tres historias que cuenta", explicó.

"Una es Grassi, la otra es José Mercau y la otra es Napoleón Sasso, que es un cura de Pilar. Los tres están condenados. También cuento lo difícil que se hace que cumplan con la condena, la cantidad de oportunidad que tienen", repudió.

"Sin pibes que eran arrasados, que no tenían nada, y buscan en la Iglesia una suerte de protección, o de amparo, o de padre. Muchos me dicen "Yo pensé que el cura era mi papá". Y esos (los curas) son los abusadores. Una doble victimización. Y una tercera: que hoy, pasados los años, muchos de ellos crecieron, la mayoría pasaron por intentos de suicidio, drogadicción y demás, y los pocos que pudieron reencauzar sus vida, no les pueden ni contar a sus propias parejas, no lo pueden hablar ni con su gente más cercana", insistió.

"Y también me pregunto si va a haber un viraje a partir del papado de Francisco que se viene anunciando con sanciones", acotó.

"Hay una doble vara. Es como una justicia interna, donde pareciera ser que hasta que no haya una condena que no tenga más chance de ser apelada, Grassi hasta hace poco podía dar misa adentro de la cárcel. O podía bautizar a un chico. Y después un tema muy fuerte es cómo, cada vez que hay un abuso, la Iglesia en vez de judicializarlo, los mandan a un convento, los tratan como si tuvieran un resfrío, un retiro espiritual más que un castigo judicial. Eso es lo que trato de contar en el libro y puede ser un aporte interesante al tema", confesó.

"Vos fijate dónde queda clara la protección institucional. Imaginate, denuncian a un profesor de música, ¿vos te imaginás el Ministerio de Educación protegiéndolo a ese docente? Lo mandan al frente, se lo sacan de encima sin ningún drama. Es más, después se ha demostrado que no cometieron ningún abuso y les cuesta remontarla una vida. Esto lo cuento mucho, cómo la mirada social de no creerle a la víctima y de decir "¿Cómo te vas a meter con el cura?". Uno de los chicos que se animó a denunciar, ni bien volvió de la Comisaría, lo primero que recibió en su casa fue la paliza de su padre, porque había denunciado a un cura", admitió.

"Es complejo, es un tema cultural muy profundo para reformular su cabeza y entender que son delincuentes sexuales y que merecen un castigo común, y que no por ser de la Iglesia merecen una protección", reflexionó.

"No hay una relación directa entre la formación que tienen y la represión sexual que tienen. Porque si fuese así, todo cura tendría que ser un abusador. Sí me llama la atención que eligen chicos en situación de indefensión. Todos estos curas daban misa en colegios privados de las zonas más conchetas, y a esos alumnos no los tocaron. Sí tocaron a los que no tenían cómo defenderse", analizó Mauro.

"Es un tema largo, complejo, traté de escribir el libro sin eufemismos, no pongo ninguna palabra edulcorando los contenidos. Donde el chico cuenta el abuso extraigo el testimonio del expediente y lo publico así", concluyó.
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